ñañañ

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jueves, 7 de noviembre de 2013

El cuervo y el zorro

En la rama de un árbol,
bien ufano y contento,
con un queso en el pico
estaba el señor Cuervo. 
Del olor atraído
un Zorro muy maestro,
le dijo estas palabras,
o poco más o menos:

“Tenga usted buenos días,
señor Cuervo, mi dueño;
vaya que estáis donoso,
mono, lindo en extremo;
yo no gasto lisonjas,
y digo lo que siento;
que si a tu bella traza
corresponde el gorjeo,
junto a la diosa Ceres,
siendo testigo el cielo,
que tú serás el Fénix
de sus vastos imperios.”
Al oír un discurso
tan dulce y halagüeño,
de vanidad llevado,
quiso cantar el Cuervo. 
Abrió su negro pico,
dejó caer el queso;
el muy astuto zorro,
después de haberlo preso,
le dijo : “Señor bobo, pues sin otro alimento,
quedáis con alabanzas
tan hinchado y repleto,
digerid las lisonjas
mientras yo como el queso".
Quien oye aduladores,
nunca espere otro premio.
                     Félix María Samaniego




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