“Entonces el jardín se pobló de estrellas
me dijo
desde su más oscuro cuenco
la noche desnuda”
Insistí en repetir esas palabras casi como un conjuro, me aterraba la
idea de abandonar mi cuerpo, con su carne hirviendo entre los astros y las
fieras. No había cometido ningún acto que rozara la impureza, ni evidenciado mi
ferviente devoción por sus mismos ideales, los sin carne no tenían pensamientos,
ni moral, ni religión hasta donde se sabía. ¿Con qué curiosa pasión levantaba
su espada sobre mí?
Oh Rumiel, sos animal
en cambio el cofre que guarda tu
beso
en mi boca
no me deja perseguir el sol en la
pradera.
¿Qué serán de las tardes cuando se tiñan de ocre,
qué de las calles desiertas y las botellas hambrientas
de labios y sueños cuando ya no tengas mi voz?
Oh Rumiel, bestia divina y terrenal
no podrán quitarme
las cicatrices que tus ojos me han trazado.
No tardará en rozar mi cuello el
filo,
encontrará el hueco por donde arrancar esta piel.
Ya no podrás acariciarme mi amor. Ya no vas a encontrar nada acá. Serán
mis deseos,
las obras póstumas en donde tal vez me encuentres.
Qué me deparan estos huesos
Cuánta es la agonía que no disfruto
¿de dónde vienen esas voces? ¿acaso estos muertos no carecen de vida?
¿cómo puede matarme un cuerpo inanimado?
oh, agarra mi sangre y ya sácame de este lugar.
Ay tus manos
se desvanecen y ¿quién era yo?
esta pesadilla que me entierra aún
con vida
se mueve en mis brazos el mar
hay más de lo que puedes imaginar
siempre hay más.
Reniego de estos ecos que nombran otros mundos. Quisiera desenredar mi
mente de todo lo que ahora viene. Que las horas se desconecten. Recuerdo a mi
gata de ojos de río. En sus pupilas crecía la hierba que mantuvo húmeda toda la
infancia. ¿Te acordas Rumiel? Allí nos conocimos, te vi reflejado en sus ojos
con tu shorcito verde oscuro. Ya eras toda una loba. Cautelosa como la luna que
llevabas dentro te acercaste preguntándome si también veía dentro de esas
cuevas, los pájaros. ¿Los de cresta roja? Te pregunté, y te tiraste encima de
mí y me mordiste mientras gruñías y dijiste, no, los de cresta roja no, los de
dientes filosos que ahora cantan en tu cuello.
La selva ruje dentro de ti
vuelven las bestias de tu propio
infierno
haz de tus muertos
una fiesta
ya que de tus vivos hiciste
un cementerio
No sé qué quieren decir estas canciones, pero siento deshacérseme las
arterias, ¿lo podes ver? ¿podes ver como en este jardín crecen los circuitos de
venas? Tal vez me estoy volviendo loco o quizá es un simple sueño y mañana despierte
y tomemos unos mates con ese poquito de romero y esas hojitas de cedrón, y si
hay naranja también un poco de cáscara. Lo que tengas está bien, pero vení,
volvé a la hamaca, empujame fuerte. Como esa vez que te lo pedí igual. Y lo
hiciste con todas tus fuerzas. Solo quería caerme y que me sangren las rodillas
para sentir tu aliento cerca de mi cara y hacerme la víctima en frente tuyo. Mi
chamán, siempre me curabas con tu sola presencia. ¿conoces la magia? te pregunté
una tarde, y preguntaste que era la magia para mí, y te dije que era hacer lo
que no se debe, desarchivarnos, son lugares sagrados en donde llegan las
personas valientes, no alcanza con comprender, ni con memorizar los grandes y
misteriosos libros. Hay todo un mundo real que se encarga de distraernos para
que en los lugares comunes creamos somos felices, hay un lugar que se encarga
en todo lo que conocemos de obligarnos a pedir permiso. Te sorprendiste, ¿te
acordas que se te cayó la baba? Me peleaste, pero yo estaba casi al acecho
esperando tu saliva salirse, y cuando la ví fue casi un barco en donde viajé.
Es gracioso, eso era el truco también. Que nosotros dos sintamos lo que
sentíamos era casi magia negra.
no hay algo meramente puro,
es casi un espejismo
que peligroso atenta
creer
en la pureza de las cosas.
Nada permenece quieto.
Hay misterio
también mutable
entre los cosmos
nuestra mente es una estrella
fugaz.
despídete de tus placeres
y de tus dolores.
Suelta tus deseos
tus temores
y tus sueños.
Cada vez están más cerca Rumiel, ya casi no sé como recordarte. ¿estás
acá? creo que puedo olerte. Me están diciendo que me despida. Ya no se quién
soy. Tal vez esté mas vivo que nunca. Alguien está desprogramándome. ¿Para que
quieren mi cuerpo? Hay otros huesos que vienen caminando a lo lejos, puedo
verlos de reojo, son esqueletos vivos. Tengo miedo. Ya no vendrás a curarme. Ni
siquiera vas a reconocerme, ya no tendré boca para decirte, ni lengua para
besarte, ya no tendrás mi espalda para rasguñarme, ya no tendré un papel para
decirte todo lo que te odio Rumiel, sí. Te odio por que no venis. Pero está
bien. No necesito tu piedad mi chango. Ya no es sangre mi sangre. Es veneno.
Que me corten el cuello, que me vuelvan un muerto, porque ya estoy muerto desde
siempre. ¿de qué me sirve esta carne si me pesa? ¿de qué cada uno de mis dedos
si acariciarte es una vulgaridad? ¿de qué todas mis tijeras si no puedo
deshacerme de mí, riendo? ¿de qué toda esta locura, si quedarán clasificadas
como una patología de la que solo un lento asesinato podrá salvarme? ¿quién
pidió ser salvado?
la muerte me golpeará
y aún en el temor
si hay un sitio en alguna canción
quisiera pararme en ella
para bailar
No me creas mi amor, mi morocho. Hay algo que me está sacando de esta
vida. No sé si estoy bien, a penas recuerdo quién soy, creo que soy vos, creo
que sos el único recuerdo. Y no entiendo cómo puedo razonar esto todavía. Empezaré
a tocarme, no pediré más. La pasión de su espada es dulce como una llamarada
que nunca olvidaré. Ahora entiendo. Ellos no están para ocupar espacio
simplemente. Acá los esqueletos son fuertes. Nadie les dice qué hacer.
mis ojos serán los cuencos
donde entrarás a tus sueños
llámame
para que pueda matarte
tienes que terminar
de una vez
con la tortura
o pídemelo
te enseñaré a disfrútala.
No me retengas. No me sepas de memoria. No me aprendas. Tirame al suelo
cuando te lo pida. Lameme las heridas. Soy tu fiel perro salvaje. Emprenderé
este viaje. Estaré vivo por primera vez. Mi carne será un túnel. Te esperaré
Rumiel. Sentime cuando duermas. Buscaré dentro de tus pensamientos el lugar
donde dejaré un lápiz para que vos dibujes tu vida.
cuelga este cadáver
oh
raquíticos muertos que de mí
se han alimentado
cuelga éste cadáver
liberame
del paraíso
préndeme fuego
que cuando doblemos la esquina
podamos tratarnos
con respeto
Sé de la sed
de un espíritu
que investiga la moral
desde donde se rompe.
Ahora nada me detendrá
dejaré estos hábitos
ya no quiero ser humano
de las puertas para adentro
eres tan diferente
de las puertas para adentro
tu violencia me asquea
no quiero la carne que me has dado
no quiero ya escucharte
algunas puertas revelan
las más oscuras prácticas
yo mismo he llamado
a esta espada
ya no quiero pertenecerme
no es un suicidio
es casi una transformación
a la serpiente
eso seré
tenes miedo que descubran
tu miseria
oh padre
oh dios
nunca podrán ser
lo suficientemente amables
como para dejar su piel
y venir a este
cementerio de los vivos
en donde las cruces de nuestra
vieja carne
pertenecen ya a otro mundo lejano
festín para gusanos
seré alguien nuevo
cada vez.
zOl.
No hay comentarios:
Publicar un comentario