ñañañ

ñañañ

martes, 16 de octubre de 2012

el ojo hace la perspectiva: deja lo de atrás todo tan pequeño y por eso lejano, lo va haciendo a un lado lo corre, hasta que solo podemos ver algo que parece un espacio, una pelota, un punto, pero es un zapato, es un zapato tan grande que no deja ver nada mas


(muy bien lo dijo ella: "Por no estar distraídos")

-en los ojos el reflejo de un zapato-
que se mueve
cada vez menos
carente de mares y de tierra
de lugares lejanos
ajenos
de paredes abiertas
de sueños desconocidos

el horizonte se ha perdido,
las olas desdoblan en los rostros
los recuerdos apuñalados
por una carta
que no llega
que nunca llegará

en los ojos se espeja ese par de zapatos
que disimulamos no tocar
para refutar los reproches
con un
"pero si pudiste escuchar la luna al menos una vez"

Ahora no es extraño
el vértigo de estirar la mirada
ni tampoco el miedo
que entra por nuestros oídos
con un timbre de teléfono
que bifurca
las aguas del río
por ese error
tan delicioso
de pegar la retina
a la suela del zapato del otro

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