ñañañ

ñañañ

miércoles, 10 de octubre de 2012

espora

se toca el parpado

se toca la nariz
no se
si lo sabe
pero es de papel
y por delante y por detrás
la traspasan seres mitológicos
de remotas historias
me sonríe
me mira el rostro, el gesto
guiña el ojo, me juega
durante mas de cuatro miradas
escondió algo en su pecho
algo azul, amorfo
que estaba pero no estaba
por que sus partes eran partes de otros cuerpos
hasta que por fin
lo deduje;
era un viejo sentado en su corazón
andariego, de algún otro siglo
tiene un libro entre sus piernas
de los cuentos vivos
que dicen que hay una nena
que por las noches se la encuentra
entre otros planos y puntos
que tiene monstruitos azules y naranjas
que le caminan la cara
en sus manos, los guerreros
levantan su brazo y se entregan
a la lucha
en sus ojos el relleno
es amarillo, casi dorado
como todo lo que no tiene el azul
ni el rojo
ni el negro
como el maíz
que dentro esconde poemas
de otros viejos granjeros
que pierden granos por ahí,
a veces piernas
a veces algunos dedos.
Cuentan también
que uno
cuando la mira
se queda dentro del libro
del viejo
que habita en su corazón
y ella sale, se escapa
otra vez en otras épocas
en otros cuerpos
a buscar los granos de maíz perdidos de sus ojos
y completa
siglo a siglo
su mirada.

La que me escribía
hace cinco minutos
ahora me guiña el ojo a mi
por que también busca salir
en el momento exacto en que yo empiezo a contar su historia
pero he detenido el tiempo
en su sonrisa, en su gesto
Vengo de otra medida de tiempo
de una galaxia ajena al conocimiento
como un punto he perdurado
re-mutandome en cada forma de existencia
Tengo los ojos
casi llenos de granos de maíz
y cuando estén completos
se empezaran a caer sobre este ciclo
sin pausa
habrá chicha de sobra
y no se podrá decir
que es de mal augurio
vivir ebrio de la vida
La tierra sera amarilla, dorada
como la piel bronceada
de los que caminan bajo el sol
despistados, perdiendo los granitos
sin saber que completan el mundo
y volveré a ser de papel,
de crayon
o del aire de una burbuja
que sale del eructo de un pez
gordo
que devoro días y semanas y meses y años
antes de ser comido por otro mas pequeño
pero que sabe volar. Y cuando explote en la superficie
habrá otro cuerpo, en el que viviré
buscándome
buscando te.

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