Ahí vienen
con su olor a piel anciana
ebria de siglos
de pedazos de corazón
y memoria
a desarmarnos
desdoblarnos
a pegarnos un tiro de letras
y sacarnos por el otro lado
de ese lugar donde se piensa que se guardan
los nuestros mundos
una estampida
de mariposas
a veces muertas
y otras
drogadas.
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