ñañañ

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jueves, 7 de enero de 2016

comida para rata

La reja está abierta y no ha salido.

Cinco cincuenta de la mañana, no he podido dormir, ¿a quién le importa el tiempo?
Debo conseguir dinero y abandonar la casa. Solo quisiera olvidar un rato todo esto, es aburrido cuando los pensamientos se tornan un círculo. Se empieza a manifestar y el cuerpo actúa como desparramando ese virus por todos sus músculos. Suena el alguien en que te convertiste, mueve la campana del yo-soy-esta-que-ves-aquí-no-se-te-ocurra-contradecirme, te aturde un poco pero ya es la costumbre la que te acobija diciéndote al oído que todo va a estar bien, entonces te levantas para seguir manteniendo la inercia. Todo lo que te rodea es cómplice. El tenedor vigila su hora de salida del cajón. Las lámparas se callan después de ciertos momentos. Las canciones solo te recuerdan que algo te falta. Es por ahí, el lucero te indica. Es por ahí, por donde no hay señales.

- ¿Estoy soñando?
-Sí, si estás soñando.
-¿y vos quien sos?
-soy alguna otra vos.
-¿dónde estamos?
-en un lugar abandonado.
-¿no te da miedo?
-no se, no me había hecho esa pregunta. Ahora que lo decís huele un poco a podrido. ¿habrá algún cuerpo muerto?
-tal vez. Tengo miedo. vértigo. pero a la vez algo me satisface.
-¿eso quiere decir que nos vamos a aventurar en este lugar?
-bueno, puede ser. olvidé las travesuras. ¿hacemos un plan?
-te voy a decir algo. ¿ves ese bosque, a través de las grietas de la madera?
-claro. si, hay algo extraño allí. Vamos.
-hola muchacho, que bonito estás. ¿queres tomar una copa?
-a mi? y el otro chico? bueno, se habrá ido. un vodka está bien.
-escucha, hay que salir de acá. Este lugar huele a mierda.
-me empezaba a agradar.
-vamos a otra mesa. ¿aquella, te parece bien? la que está junto a la reja.
-claro.
-tal vez lleguemos ahí y estemos en otro lugar.
-¿desde cuando soy un chico? estoy en otro cuerpo. Me gusta esa mujer. ¿podes verla? la que está delante de la chica que baila con vestido rojo y pelo oscuro. Ella también parece llamarme la atención.
-sos un idiota! te invité una copa y me queres abandonar.
-¿dónde estamos?
-en mi casa, ahora vas a hacer lo que yo te diga.
-en tus sueños
-exactamente, y en tu pesadilla
-que queres decir?
-sacate la remera muchachito. eso quiero decir

Y lo tomó entre sus brazos, lo empujó hacia la cama le besó el cuello como un vampiro hambriento. El muchacho gritaba todo mordido, casi sangrándole las venas de la garganta. El viejo lo amarró a la cama y mientras lo observaba esperaba que la luna dé el resplandor exacto en su colmillo para convertirlo en la bestia que se lo comería. Pero se avecinó una tormenta y un rayo eléctrico reflejó en sus ojos convirtiéndolo en rata. La rata empezó a masticar las cuerdas y el muchacho se desató, agarró al roedor y se lo metió en el bolsillo y empezó a correr por la calle. La lluvia abrigó las partes desnudas de su cuerpo al que le iban creciendo bigotes y pelos. Cuando se quiso dar cuenta estaban sus ojos a la altura del piso. Sintió un movimiento en su pantalón también achicado. ¿habrá sido la lluvia que me encogió? ¿qué tengo en el bolsillo?
oh! un humano. Un viejo humano enojado. Lo meteré en una jaula.
Y lo metió en una jaula. Ya no sabía si estaba en la realidad o si seguía soñando.

La reja está abierta y no ha salido.

Solo recordaba eso, así que se pellizcó un poco los ojos y cuando los abrió estaba ahí con la puerta de la reja abierta sin poder salir, y una rata gigante afuera riéndose.

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