no son las cosas
solo
aquello
nombrado
el estupor de haberse ido
dibuja sobre mis palabras
la silueta de lo inimaginable
lo indecible
mi palabra impronunciable
mi lengua tartamuda
asesinó sus ojos
ahora la servilleta
no limpia
mi baba;
es una sábana
que hace bailar al mundo
ahora la llave
no será la señal que anticipa la huida
la llegada
sino un estado de permanencia en la música
mientras choca con otras
que tampoco esperan puertas
te he encontrado
en lo ilegible
y así es
como la mirada huérfana
de éste ángel podrido
puede verte sin el pronóstico
y se arrastra con vos
mientras vuela
en el temporal.
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