ñañañ

ñañañ

viernes, 11 de diciembre de 2015

anoche caminaba por la calle y en tres cuadras consecutivas no había luz
fue como entrenar los ojos de felino que las luces de la ciudad opacaron. Me acordé de que había olvidado de que esta maqueta superpuesta de mundo en el que vivimos nos indica dónde cómo y cuándo mirar con sus herramientas de distracción usadas en contra de nuestra autonomía pero en la que hemos aprendido también a no desperdiciar ningún momento y usar todo a favor de nuestra locura. Las luces me dejan ver las paredes en las que pondré mi nombre, las estrellas las llevo adentro, agito la lata y las luces azules olfatean mi dedo apretando el cap, pero la noche me enseñó a ser siempre mas perra que ellos y siempre encuentro el hueco por el que safar.

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