ñañañ

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sábado, 12 de diciembre de 2015

las montañas de la boca

se reconstituyó ese niño. Atravesaba el jardín, los platos, la pieza donde creció acuchillada de sueños, mató a su hermano, mató a su padre ese niño. Hace siglos que el lago reniega ante su deseo. No lo lleva. No lo lleva. Pasarán las sombras y no lo llevará. Y en el puente con los pies colgados de las maderas llenas de hojas de frambuesas ya cansado de patear el viento subirá su rostro y reacomodará sus ojos. Las estrellas caerán y el murmullo de un dios tejerá en sus entrañas la voz sucia, indecente, pura, salvaje, fatal como una dama, como la luna toda y como todos los mares en donde los barcos nos comen los dedos y ya no espera el infante, cuando empezó a jugar no tenía nada que perder.

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