ñañañ

ñañañ

miércoles, 13 de abril de 2016

Las rutas del orgullo de una naturaleza otorgada y no puesta en cuestionamiento ni por error, no llevan más que al perfume que nada puede escandalizar en un mundo donde es cuidadosamente esperada la exaltación de ese estímulo carente de la crueldad necesaria para perjudicar los buenos modales de la apariencia. Los olores nunca tenidos en cuenta, los que se nos prohibe poseer y esconder aún en la materia de nuestro organismo viviente, es un héroe ignorado, un vagabundo en el triunfo de lo que queda en las sombras. Y en la soledad que ha ganado al renunciar a esta carretera del orgullo de apreciar lo estrictamente humano, ha convertido la ignorancia de su hiel en la ferocidad con la que siempre esta creando nuevos bordes del caos, por que al sumergirse en el, lo expande y con el, su monstruosidad bandida de las estrellas muertas de lo imposible.

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